La mejor hora para entrenar depende de muchos factores. En la mayoría de los casos, hemos de adaptarnos a nuestras rutinas y horarios para poder sacar el tiempo para entrenar, y eso puede ser por la mañana, a mediodía, por la tarde… Sin embargo, el momento del entrenamiento es importante en las diferentes disciplinas deportivas y puede influir en nuestros objetivos. Aunque la casuística es muy amplia, y, por tanto, muy difícil determinar la mejor hora para entrenar, desde EPTE® te damos algunas pistas para que decidas en función de tus objetivos, de tus posibilidades y de tu nivel de exigencia.

La mejor hora para entrenar

Entrenar por la mañana

Entrenar a primera hora de la mañana es adecuado para ejercicios de flexibilidad y de resistencia aeróbica. Nuestro metabolismo está ralentizado por las mañanas, por lo que se recomienda hacer ejercicio aeróbico, lo que nos ayudará a bajar de peso. Además, hacer ejercicio por la mañana nos ayuda a activar el cuerpo y contribuye a combatir el estrés gracias a la generación de endorfinas. También es recomendable hacer ejercicio por la mañana en lugares de clima cálido para evitar las horas centrales del día con temperaturas más elevadas.

Eso sí, como recomiendan los expertos, es importante no hacer ejercicio por la mañana si no hemos descansado bien o sin haber realizado una correcta ingesta de alimentos.

Entrenar por la tarde/noche

mejor hora para entrenarEntrenar por la tarde es recomendable para aquellos que buscan aumentar el rendimiento. Es decir, la fuerza, la velocidad, la resistencia y la potencia. La razón es que, sobtre todo a partir de las seis de la tarde, se produce una mejora de la eficiencia energética y de la eficiencia neuromuscular. Entrenar a última hora del día también reduce el estrés y la ansiedad que nos pueda provocar nuestra jornada laboral.

Pero cuidado. Porque hacer ejercicio por la tarde a altas intesidades puede interferir en conciliar el sueño, sobre todo, entre las tres y cuatro horas posteriores.

En cualquier caso, no debemos olvidar seguir una dieta saludable, realizar un calentamiento adecuado y, sobre todo, que la actividad física sea parte de nuestro día día. Por eso, se trata de ser constante y organizarse para hacer ejercicio de forma habitual, siendo consciente de las diferentes variables que influyen en su práctica.

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