Tanto si hablamos de readaptación como de mejora del rendimiento, hemos de tener en cuenta la fase en que se encuentra el usuario para determinar qué trabajo se va a realizar con él. De ello depende en gran medida evitar que pueda producirse una recaída o una nueva lesión. Esta semana te hablamos en el post del trabajo con cargas en entrenamiento isoinercial para llevar a cabo una rehabilitación adecuada. Para ello, contamos con la colaboración del fisioterapeuta y docente e investigador de EPTE®-Ionclinics , Arnau Mach.
En el proceso de readaptación de cualquier patología como también a la hora de mejorar el rendimiento de un deportista deberíamos de tener claro la fase en que éste se encuentra para escoger de forma más conveniente el tipo de trabajo a realizar.
La elección idónea de los ejercicios según la fase evolutiva va a ser quizás un factor clave para la disminución de las recidivas. Por ejemplo, se estima que el 17% de las lesiones en el fútbol son atribuidas a una inadecuada rehabilitación funcional o readaptación, sin seguir correctamente unos criterios de la vuelta al deporte adecuados (Ordoñez y Polo, 2010).
Como bien su palabra indica, la readaptación busca adaptar nuevamente al sujeto a la fase previa de sufrir una lesión. Para éste proceso deberemos tener claro el concepto de carga y cómo ésta nos va a ser útil para alcanzar nuestro objetivo.
Principales características de la carga
– Tipo de activación: concéntrica, isométrica y excéntrica
Los músculos se pueden contraer:
- Concéntricamente para producir tanto movimiento en la articulación como su aceleración (función de movilidad).
- Isométricamente para mantener una posición (función de control postural).
- Excéntricamente cuando el músculo es alargado mientras se produce una tensión para desacelerar su movimiento (función de estabilidad)
– Tipos de resistencia: Interna y externa
- Interna, proporcionada por los propios elementos que configuran el sistema neuromusculoesquelético.
- Externa, proporcionada en este caso por una fuerza cuyo origen se encuentra fuera del organismo.
Teniendo en cuenta estas variables, el profesional es el que debe evaluar según su objetivo cual va a ser la carga más idónea (tipo de activación muscular requerida y resistencia que se va utilizar) ya que de esta se va a conseguir una serie de cambios neuromusculares claves para la readaptación o performance (Roig et al. 2008, Fang et al, 2014, Ducheteau & Enoka, 2016).
Entrenamiento isoinercial para mejora de la forma física
Cuando hablamos de trabajo isoinercial, el terapeuta/readaptador suele buscar una mejora de la forma física, donde las fases iniciales de recuperación de una patología (en caso de haberla habido) ya suelen haberse logrado. De este modo, se suele emplear como una herramienta de la progresión funcional (sucesión de actividades que estimulan las capacidades motoras y deportivas, permitiendo al atleta adquirir o recuperar las capacidades necesarias para llevar a cabo esfuerzos atléticos con seguridad y eficacia).
Arnau Mach, Fisioterapeuta y docente
El entrenamiento isoinercial es un gran sistema para trabajar el sistema muscular global (Bergmark 1989) que engloba aquellos músculos con gran capacidad de torque y que se adaptan a grandes cargas extrínsecas y que, en resumen, se encargan de la movilidad del aparato locomotor.
La fase excéntrica del entrenamiento isoinercial va a facilitar una serie de beneficios tales como la hipertrofia de fibras tipo II (Hortobagyi et al 2000), un aumento de la activación y contenido de células satélite (Hyldahl et al. 2014), una alteración de la arquitectura muscular con consiguiente aumento de la longitud del fascículo muscular (Blazevich et al. 2007), entre muchos otros. Todos estos cambios van a ser claves a la hora de mejorar la eficiencia neuromuscular.
Para obtener la máxima eficiencia muscular, el músculo debe tener buena capacidad de generar tensión (contraerse) a lo largo de toda su amplitud. Esta capacidad no va a ser constante durante todo su recorrido (Goldspink & Williams 1992) ya que los músculos tienden a perder eficiencia tanto en un rango interno como externo (en posición de acortamiento y de estiramiento). Esto se debe a que en el punto intermedio, donde el músculo es más eficiente, hay una gran relación de puentes actina-miosina, relación que disminuye en acortamiento como también estiramiento por resistencia de los componentes elásticos pasivos.
Arnau Mach, Fisioterapeuta y docente
El trabajo isoinercial va a facilitar la eficiencia muscular en toda su amplitud. Como bien demostraron Brughelli et al, 2010, los músculos que trabajan en una amplitud diferente a la habitual, que “salen” de este punto medio, tienen capacidad de adaptar la tensión según la longitud que adopta, generando una tensión optima tanto en un recorrido interno como en uno de externo y por ende mejorar la capacidad de generar fuerza en todo el recorrido articular, característica de gran importancia a la hora de garantizar un buen control motor, una buena estabilidad y una disminución del riesgo de padecer una lesión.
Así pues, el trabajo isoinercial va a ser de gran utilidad, entre otras utilidades, cuando hayamos conseguido que el sujeto parta de un buen tono y capacidad del sistema muscular local y queramos mejorar la capacidad muscular del sistema global especialmente para evitar recidivas.
Arnau Mach, Fisioterapeuta y docente
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